La expedición, organizada por el profesor británico George Nash, quien ya visitó la Cueva de la Victoria con el equipo de National Geographic en 2023, ha permitido a estos especialistas conocer de primera mano los avances en las investigaciones sobre el arte rupestre paleolítico en el municipio.
Las primeras evidencias de estas improntas se detectaron y publicaron en 2007 con seis paneles identificados. Sin embargo, las investigaciones actuales han ampliado el número de paredes analizadas a una veintena, revelando nuevos vestigios artísticos de los primeros habitantes prehistóricos de la región.
Estos grabados, cuya antigüedad se estima entre 50.000 y 28.000 años, fueron realizados en un contexto climático diferente, con periodos de mayor humedad que permitieron a los exploradores paleolíticos marcar las paredes de las cuevas antes de que estas se endurecieran con el tiempo.
El hallazgo de estas improntas se suma a descubrimientos similares en otras cuevas europeas, como Altamira, El Cudón, Hornos de la Peña (España), Roche Cotard, Cosquer y Rouffignac (Francia), o la cueva de Ardales en la provincia de Málaga. Estos registros previos han permitido comprender que estas representaciones primitivas precedieron al arte figurativo, convirtiéndose en un eslabón clave en la evolución de las expresiones artísticas del ser humano.